Ciudad del Vaticano.– Fiel a su estilo de vida sobrio y a los valores de humildad y servicio que marcaron su pontificado, el Papa Francisco será sepultado en una tumba austera en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma. La imagen del sepulcro fue difundida este jueves por medios vaticanos, generando emoción y respeto entre los fieles de todo el mundo.
Una sepultura sencilla, como su papado
La tumba del Papa estará ubicada entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza, en el interior de una de las basílicas papales más emblemáticas de Roma. Estará marcada únicamente por una losa de mármol blanco, grabada con la inscripción FRANCISCUS en letras sobrias, y adornada con una reproducción en plata de su cruz pectoral, símbolo de su cercanía con los más humildes.
El Vaticano confirmó que Francisco renunció al uso de los tradicionales ataúdes triples (de ciprés, plomo y roble), optando en su lugar por un féretro de madera y zinc, en línea con su espíritu franciscano.
Donación anónima cubre los gastos funerarios
En su testamento, el pontífice dejó constancia de que los gastos de su sepultura serían cubiertos por una donación previamente acordada, a través del Capítulo Liberiano. La suma fue gestionada por el comisario extraordinario Rolandas Makrickas, según instrucciones expresas del papa.
“He proporcionado instrucciones pertinentes a Rolandas Makrickas… para transferir la suma correspondiente a la Basílica Papal de Santa María la Mayor”, escribió Francisco en una carta testamentaria.
Un lugar cargado de simbolismo
La elección de Santa María la Mayor no es casual: Francisco mantuvo durante su pontificado una devoción profunda a la Virgen Salus Populi Romani, cuya imagen se encuentra en la Capilla Paulina de esta basílica. El papa acostumbraba visitar esta imagen antes y después de cada viaje apostólico, reforzando su vínculo espiritual con este lugar.
Visitas al público a partir del 27 de abril
La tumba del Papa Francisco será accesible al público a partir del 27 de abril, un día después de las exequias programadas en la Plaza de San Pedro. Las obras de acondicionamiento están en marcha y, por el momento, el sepulcro permanece protegido con una valla de madera.
El diseño sobrio de la tumba y la decisión de evitar todo tipo de lujos reflejan, incluso después de su muerte, el mensaje constante de sencillez, humildad y compromiso con los más necesitados que caracterizó el pontificado del primer Papa jesuita y latinoamericano.