CIUDAD DE MÉXICO – Ver una cucaracha correteando por la cocina o el baño puede desatar gritos y un reflejo casi automático: pisarla para eliminarla. Sin embargo, expertos de salud y organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierten que esta práctica puede ser mucho más peligrosa de lo que imaginas.
Y no, no es solo por lo desagradable. Al pisar una cucaracha, liberas bacterias y patógenos que estaban alojados en su cuerpo, esparciendo potencialmente enfermedades graves en el ambiente de tu hogar.
Según el documento “La cucaracha como vector de agentes patógenos” de la OMS, estos insectos portan y propagan bacterias desde su sistema digestivo, extremidades, excrementos y regurgitaciones. Cuando son aplastadas, su contenido biológico queda impregnado en suelos, paredes y el aire, facilitando el contagio de múltiples enfermedades, como:
Salmonelosis: infección intestinal con diarrea, fiebre y vómitos.
Fiebre tifoidea: enfermedad bacteriana transmitida por alimentos contaminados.
Gastroenteritis: inflamación intestinal por bacterias o virus.
Hepatitis infecciosa: virus que afecta al hígado y se transmite por contacto con superficies sucias.
Alergias respiratorias y cutáneas: reacciones por exposición a proteínas del exoesqueleto.
Asma: la presencia de cucarachas empeora significativamente los síntomas.
La OMS ha detectado más de 40 especies de bacterias patógenas en cucarachas en ambientes naturales.
Cuando una cucaracha es pisada, su cuerpo libera bacterias en forma de partículas que pueden quedar flotando en el aire o impregnadas en suelas de zapatos, pisos, ropa o incluso en las manos si usaste algo para aplastarla.
Estos patógenos pueden ingresar a nuestro cuerpo de diferentes formas:
Por vía respiratoria, al inhalar partículas contaminadas.
Por contacto directo, al tocar superficies contaminadas.
A través de alimentos o utensilios mal higienizados tras el contacto con el insecto.
Aunque se asocian con la suciedad, incluso los hogares limpios pueden ser invadidos. Las cucarachas buscan lugares cálidos, oscuros, húmedos y con acceso a restos de comida. Entre los escondites más comunes están:
Detrás del refrigerador, estufa o microondas
Debajo del fregadero
Dentro de alacenas, baños y botes de basura
Fisuras en paredes, grietas y techos falsos
Evita usar la violencia y mejor aplica estrategias preventivas y naturales para alejarlas de forma segura:
✅ Limpieza constante en zonas donde se preparan y almacenan alimentos
✅ Tapar botes de basura y eliminar residuos de comida
✅ Sellar grietas y puntos de entrada
✅ Trapear con vinagre blanco, pepino molido o agua con citronela
✅ Colocar hojas de laurel trituradas en rincones y cajones (su olor las repele)
Si la infestación es grave, lo más recomendable es contactar a expertos en control de plagas que puedan aplicar productos específicos sin dañar tu salud.
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