Video viral genera debate entre la empatía, la locura… y la moto que “no tenía la culpa”
MÉXICO.– Una escena cargada de furia, despecho y mucha azúcar se volvió viral en redes sociales, luego de que una joven decidiera vengarse públicamente de su ex pareja, presuntamente por haberle sido infiel mientras ella atravesaba una crisis personal. ¿El blanco de su ira? La motocicleta del hombre.
“Esto va por infiel”: la venganza grabada en video
La grabación muestra a la joven acercándose al vehículo con un bote lleno de azúcar, el cual vacía dentro del tanque de gasolina de la moto, mientras lanza una frase tan dolorosa como reveladora:
“Esto va por infiel. Todavía que te compré tu iPhone, que te hice un hogar, que te hice todo… y tú metiéndote con otra ruca mientras yo estaba en silla de ruedas, en un psiquiátrico.”
El acto fue filmado y difundido por la misma autora del hecho (o por quien la acompañaba), lo que ha desatado una ola de reacciones divididas.
Redes sociales: entre aplausos y críticas
El video ya supera las 20 mil reacciones, y ha desatado una intensa conversación digital. Algunos aplauden su valentía, mientras que otros condenan el acto de vandalismo, e incluso se preocupan más por la moto que por la infidelidad.
Frases como “La moto no tiene la culpa”, “Con razón estaba en el psiquiátrico” y “Se lo merece, aplausos”, son solo una muestra de los comentarios polarizados que inundan la publicación.
¿Venganza emocional o delito?
Más allá del debate emocional, algunos usuarios advierten que el daño a propiedad ajena es un delito, y que publicar la evidencia podría resultar contraproducente para la autora. Según expertos legales, verter sustancias en el motor de un vehículo con la intención de dañarlo puede ser tipificado como daño en propiedad, un delito que en ciertos estados de la República podría alcanzar hasta 3 años de prisión o multa.
¿Dónde termina el desahogo y empieza el problema legal?
Este caso ha reabierto la conversación sobre los límites del desahogo emocional en redes sociales, especialmente en contextos de violencia emocional, traición o salud mental. ¿Es comprensible el dolor? Sí. ¿Justifica un acto destructivo y público? Ahí es donde comienzan las dudas.
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