Los Ángeles, EE.UU.– A las 4:45 de la mañana de un viernes, una larga fila rodeaba la tienda Pop Mart en Los Ángeles. Personas con sillas plegables, bocadillos y la esperanza de conseguir una muñeca Labubu esperaban ansiosas el lanzamiento de la última colección. Algunas llevaban allí desde la noche anterior. El fenómeno de los Labubu, muñecas pequeñas, peludas y de aspecto travieso, se ha transformado en una obsesión global que mezcla ternura, cultura pop y escasez controlada.
Los Labubu nacieron en 2015 como personajes de libros infantiles creados por el artista hongkonés Kasing Lung, pero fue en 2019, al firmar una alianza con Pop Mart, cuando se convirtieron en juguetes de diseño coleccionables. Cada muñeca representa un pequeño monstruo “bien intencionado” con orejas puntiagudas, sonrisa pícara y un aura adorablemente traviesa.
La primera serie coleccionable, Exciting Macaron, fue lanzada en octubre de 2023, y desde entonces, cada edición se agota en minutos. Algunas muñecas cuestan alrededor de $30 dólares, aunque las ediciones limitadas se revenden en precios muy superiores.
La popularidad explotó cuando celebridades como Lisa (BLACKPINK), Rihanna, Dua Lipa y Emma Roberts mostraron sus muñecas en redes sociales o las colgaron de sus bolsos de diseñador. Incluso Harrods, los icónicos grandes almacenes de Londres, abrieron una tienda temporal de Pop Mart que generó filas interminables.
Las muñecas no solo son coleccionadas: se combinan con la moda, se personalizan, y han dado paso a toda una microindustria de accesorios hechos a medida que se venden en plataformas como Etsy y AliExpress.
Pop Mart ha impulsado el éxito con una estrategia simple pero efectiva: vender cajas sorpresa, en las que el comprador no sabe qué muñeca obtendrá. Esta dinámica genera expectativa, reventas, intercambio y una comunidad activa en plataformas como Reddit, donde usuarios comparten tips, fotos de sus colecciones y frustraciones por no alcanzar una nueva figura.
El pasado jueves, el sitio web de Pop Mart colapsó por la alta demanda cuando se lanzó una nueva línea. Las muñecas se agotaron en minutos, y muchas personas, como Korin Reese, optaron por hacer fila desde la madrugada para intentar comprarlas en persona. A pesar de esperar durante horas, Reese se fue con las manos vacías. “Fue literalmente como Los Juegos del Hambre”, dijo.
Según datos de Bloomberg, Pop Mart reportó ingresos por 1.8 mil millones de dólares en 2024, con las muñecas Labubu y su tribu The Monsters generando más de 400 millones, un crecimiento del 726% en un solo año. La empresa ha sido considerada como “a prueba de recesión”, pues ha mantenido ganancias incluso en medio de tensiones económicas y comerciales.
“Es escapismo”, explica un coleccionista. “La gente está dispuesta a pagar por algo adorable, incluso si el mundo está de cabeza”.
La locura por Labubu ha llegado incluso a aeropuertos. En diciembre, un músico fue detenido en San Francisco con 12 muñecas en su maleta, lo que desató sospechas entre los agentes de seguridad. Al revisarlas, solo encontraron ternura en forma de juguete.
Y es que, más allá de ser un juguete, Labubu se ha convertido en un símbolo cultural, un accesorio de moda, una forma de comunidad y un escape emocional en tiempos inciertos.
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