El despliegue de las vacunas contra el Covid-19 marcó un logro monumental en la ciencia y la salud pública, aclamado por prevenir incontables hospitalizaciones y muertes. Sin embargo, detrás de este éxito yace una narrativa menos contada de individuos que afirman haber sufrido efectos secundarios graves después de la vacunación, sintiéndose descuidados y marginados en su búsqueda de reconocimiento y ayuda.
Michelle Zimmerman, una mujer de 37 años con un doctorado en neurociencia, relata vívidamente los efectos debilitantes que experimentó después de recibir la vacuna contra el Covid-19 de Johnson & Johnson.
En cuestión de días, se encontró luchando contra un dolor agudo, sensibilidad a la luz e impedimentos cognitivos, lo que finalmente condujo a un diagnóstico de daño cerebral. A pesar de su formación académica y relato detallado, Zimmerman siente que su caso ha sido desestimado, señala The New York Times.
La historia de Zimmerman no está aislada; miles en todo Estados Unidos informan experiencias similares, sin embargo, sus reclamos en su mayoría han caído en oídos sordos, recoge el medio en entrevistas.
Miles reclaman por daños de las vacunas
Hasta abril, dice, se han presentado más de 13,000 reclamos de compensación por lesiones relacionadas con la vacuna, pero solo una fracción ha sido revisada, y solo un puñado ha sido considerada elegible para compensación. Esta disparidad marcada subraya una tendencia preocupante donde las preocupaciones genuinas se encuentran con escepticismo o indiferencia.