Teuchitlán, Jalisco.- En medio de la conmoción por el hallazgo de un campo de exterminio en el Rancho Izaguirre, una madre encontró entre cientos de pertenencias abandonadas un zapato que perteneció a su única hija.
El calzado, según relató la mujer en redes sociales, fue un regalo que eligieron juntas para que la joven asistiera “presentable” a una entrevista de trabajo. Sin embargo, ese día nunca regresó a casa.
“[Es] el mismo que te regalé en tu cumpleaños, que elegimos juntas y estrenaste para esa ´entrevista de trabajo´. Solo querías ir presentable”, escribió la madre, cuyo testimonio ha conmovido a cientos de personas en redes sociales.
Ofertas de trabajo falsas y reclutamiento forzado
Las investigaciones han revelado que decenas de personas fueron atraídas al Rancho Izaguirre mediante ofertas de trabajo falsas publicadas en redes sociales.
El colectivo de búsqueda Guerreros Buscadores de Jalisco encontró listas con sobrenombres de presuntas víctimas como “Rana”, “Guacamaya”, “Bicho” y “Moto”, sin nombres reales registrados.
“No tuvieron ni la última cortesía de anotar su nombre… de dejar escrito el que elegí para ella desde que supe que vendría a este mundo. Reyna Magaly, ese era su nombre”, expresó la madre en su mensaje.
El Rancho Izaguirre: un centro de exterminio
Este sitio, ubicado en Teuchitlán, Jalisco, ha sido señalado como un campo de exterminio presuntamente operado por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), donde reclutaban a la fuerza a jóvenes y posteriormente se deshacían de sus cuerpos.
A pesar de que el rancho ya había sido inspeccionado por autoridades en septiembre de 2024, fue hasta que los colectivos de búsqueda ingresaron que se encontraron restos óseos calcinados y más de 400 pares de zapatos.
“Dimos con el lugar porque teníamos varias llamadas anónimas… y nos encontramos con restos de cuerpos humanos calcinados en fosas”, informó Indira Navarro, vocera de Guerreros Buscadores de Jalisco.
Madres buscan despedirse de sus hijos
A pesar de los hallazgos, la Fiscalía de Jalisco ha informado que la identificación de las víctimas será casi imposible, ya que algunos cuerpos fueron calcinados y mezclados con otros restos antes de ser desechados.
“Me la pasaba viendo historias de madres que al menos tenían la oportunidad de enterrarlas, de tener un lugar a donde llorarles. Y aunque no es el final que se quiere… es un final”, escribió la madre.
Su testimonio refleja el dolor de cientos de familias que siguen buscando respuestas.
“Pero tú, mi amor, explícame cómo le hago para entender que ya no estás… si lo único que tendré es un zapato”.
Mientras tanto, colectivos de búsqueda y familiares de desaparecidos exigen justicia y que las autoridades aceleren las investigaciones en el Rancho Izaguirre, un lugar que se ha convertido en el símbolo del horror y la impunidad en Jalisco.