CIUDAD JUÁREZ.– Leticia, de 42 años, ha dejado el hospital, pero no el dolor. Cuatro meses después de haber sido atacada sexualmente y rociada con gasolina por un vecino, la mujer fue dada de alta, pero ahora enfrenta una nueva batalla: recuperarse física, emocional y económicamente, en un contexto adverso para ella y su familia.
El intento de feminicidio, ocurrido en marzo de este año, dejó a Leticia con quemaduras en el 42% de su cuerpo. Desde entonces, ha sido sometida a 19 cirugías, incluidas injertos de piel y aseos quirúrgicos, según detalló su abogada, Sara Isabel Ortiz.
Leticia está nuevamente en su domicilio, completamente vendada, con movilidad limitada y bajo estricto control médico. Su familia ha tenido que reorganizar su vida por completo:
Su madre cuida de sus cuatro hijos
Su esposo ahora se encarga de las tareas del hogar y del cuidado personal de Leticia
Además, la víctima y sus hijos comenzarán terapias psicológicas especializadas, con apoyo de Casa Amiga y la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes
La recuperación de Leticia no solo implica dolor físico, sino también una pesada carga económica. La familia tiene pendientes los pagos de:
Medicamentos
Curaciones
Traslados al hospital
Nueve bolsas de sangre aún no cubiertas
Por ello, se ha abierto una cuenta para donaciones económicas en Banorte: 4189281049714018, a nombre de Sara Isabel Ortiz. También se solicitan donaciones de sangre para continuar su tratamiento.
En lo jurídico, el proceso penal se encuentra en etapa de investigación complementaria, sin fecha definida para audiencia, lo que prolonga la angustia de Leticia y su familia. La defensa legal trabaja en exigir una reparación integral del daño, ya que el ataque truncó los proyectos de vida de la víctima y de sus hijos, incluidos planes de estudio en el extranjero.
Leticia ha sido preseleccionada para participar en octubre en el Encuentro Nacional de Mujeres Sobrevivientes de Violencia, organizado por la Red Renace, una plataforma de apoyo para víctimas de feminicidio en grado de tentativa y otras agresiones graves.
“Leticia no sólo es una víctima. Es una sobreviviente. Y merece reconstruir su vida con dignidad”, afirmó su abogada.
El caso de Leticia no solo es símbolo de la violencia extrema que viven muchas mujeres en México, sino también del abandono institucional, del esfuerzo colectivo por sostener la vida en medio del dolor, y de la urgencia de justicia con perspectiva de género.
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