Ciudad Juárez.–
La memoria colectiva de la frontera guarda una fecha imposible de olvidar. Un 27 de diciembre de 2015, hace exactamente diez años, Ciudad Juárez despertó bajo una de las nevadas más intensas de su historia reciente, un fenómeno que transformó por completo el paisaje urbano y quedó grabado en la nostalgia de miles de familias.
Durante aquella jornada invernal, la nieve alcanzó hasta 40 centímetros de espesor en distintos puntos de la ciudad, cubriendo avenidas, colonias, parques y viviendas. Las calles se convirtieron en auténticas postales blancas, mientras el tránsito se paralizaba, las clases se suspendían y la rutina diaria quedaba en pausa.
Una ciudad detenida por la nieve
La magnitud de la nevada obligó al cierre de vialidades principales, pasos a desnivel y puentes, además de generar afectaciones en el transporte público y servicios básicos. Muchas familias improvisaron refugios térmicos, protegieron tuberías y aprovecharon el momento para convivir, jugar y tomarse fotografías que hoy forman parte del archivo sentimental de Juárez.
Para niños y jóvenes fue una experiencia casi mágica; para otros, un reto logístico y económico. Sin embargo, aquel día quedó marcado como un episodio único en el que la ciudad, acostumbrada al desierto, se vio cubierta por un manto blanco poco común.
Diez años después, solo el recuerdo
Desde entonces, Ciudad Juárez no ha vuelto a registrar una nevada con esa fuerza y volumen. Han ocurrido episodios aislados de aguanieve o nevadas ligeras, pero ninguna comparable con la intensidad de aquel diciembre de 2015.
Hoy, a una década de distancia, las imágenes resurgen cada invierno: calles irreconocibles, monumentos cubiertos de hielo y una ciudad silenciosa, distinta, casi irrepetible. La nevada no solo dejó frío, dejó memoria, identidad y una historia que se cuenta cada vez que el termómetro baja.

