CIUDAD JUÁREZ.– Este 4 de julio de 2025 se cumplen siete años de la desaparición de Juan Manuel Ruiz García, cariñosamente apodado “Tomatito”, quien fue visto por última vez cuando tenía 11 años, en la colonia Melchor Ocampo.
Hoy, de estar con vida, Juan Manuel tendría 19 años, y su caso sigue siendo uno de los tantos expedientes abiertos en el archivo de la tragedia que representa la desaparición de menores en Ciudad Juárez.
Así fue la desaparición de “Tomatito”
Según testimonios oficiales y familiares, el 4 de julio de 2018, Tomatito salió por la puerta trasera de su casa, ubicada en la calle 9 de Agosto, alrededor de las 3:30 de la tarde.
Su padre creyó que estaba jugando en el parque cercano, mientras su madre, Daisy García, se encontraba trabajando. La alerta comenzó cuando sus amigos llegaron a buscarlo, creyendo que estaba con ellos, pero no lo encontraron. A partir de ese momento comenzó la angustiante búsqueda.
Una búsqueda que no cesa, pero se silencia
En los años siguientes, su familia ha pegado pesquisas, organizado marchas y difundido su imagen, incluso con reconstrucciones por software de cómo se vería hoy Juan Manuel.
“No quiero que a mi hijo le pase lo mismo que a Rafita”, dijo entre lágrimas su madre, en referencia al caso de Rafita, otro niño desaparecido ese mismo año, cuyo cuerpo fue hallado sin vida tras haber sido asesinado.
El caso de Tomatito, sin embargo, perdió atención pública desde los primeros meses, y aunque sigue oficialmente activo, no hay avances conocidos ni pistas confirmadas sobre su paradero.
La imagen del olvido
La pesquisa más reciente de Juan Manuel no muestra al niño que desapareció en 2018, sino una imagen modificada por computadora, tratando de recrear cómo se vería hoy, a los 19 años.
“Pegar su foto sigue siendo nuestra única arma”, dice su madre, que año con año recorre calles del centro de Juárez pegando carteles, en una lucha contra el olvido.
La tragedia de las infancias desaparecidas
Ciudad Juárez ha sido escenario de múltiples desapariciones de menores, y muchos casos, como el de Juan Manuel, se diluyen en la burocracia y el paso del tiempo.
El miedo de los padres a que sus hijos sufran el mismo destino de otros pequeños desaparecidos se mantiene latente, mientras organizaciones y colectivos exigen mayor coordinación entre autoridades locales y federales.
“No vamos a dejar de buscarlo”
Daisy García no pierde la esperanza:
“Mientras no me digan que está muerto, yo seguiré creyendo que mi hijo está vivo, en algún lugar… esperando que lo encontremos.”
