Ciudad de México.– Rob Schneider, recordado por su inconfundible humor en películas como Gigoló por accidente o Este cuerpo no es mío, ha confesado que su vida dio un giro radical desde que conoció a Patricia Maya, su esposa de raíces mexicanas originaria de Mérida, Yucatán. Más allá de una historia romántica, se trata de una transformación personal y cultural que ha marcado la trayectoria del actor tanto en lo profesional como en lo familiar.
Rob y Patricia se conocieron hace casi dos décadas durante la promoción de la película A prueba de hombres. Ella, actriz y productora, cautivó al comediante no solo por su carisma, sino por su conexión con las raíces mexicanas.
En 2011 contrajeron matrimonio y desde entonces forman una familia bilingüe y bicultural, integrada por sus tres hijas: Ell, Miranda y Madeline. En casa se celebran tanto tradiciones estadounidenses como mexicanas, lo que ha permitido a Rob adoptar una nueva perspectiva de vida.
“Gracias a mi esposa, descubrí el valor de la familia desde una visión mexicana. Hoy tengo una familia lleno de amor, con tradiciones que no conocía y que me han cambiado”, ha comentado en entrevistas.
Rob Schneider no oculta su admiración por México. Desde portar con orgullo la camiseta de los Tigres de la UANL junto a Adam Sandler, hasta cantar con mariachi temas como La Bikina, el actor ha mostrado su respeto por la cultura mexicana.
Le apasiona la comida yucateca, especialmente la cochinita pibil, y celebra con entusiasmo fechas como el Día de Muertos, por su profundo significado familiar. Para él, México no solo representa a su esposa, sino una segunda patria que le enseñó a ver el mundo con más calidez y respeto.
La relación entre Rob y Patricia también ha florecido en lo artístico. Juntos han trabajado en la serie Real Rob, una comedia basada en la vida del actor, donde ella fue productora y guionista. También colaboraron en Daddy Daughter Trip, donde Patricia coescribió el guión y actuó en uno de los papeles principales.
Esta mancuerna artística ha consolidado no solo su vida en común, sino su compromiso de representar la diversidad cultural desde el cine y la televisión.
La historia de Rob Schneider y Patricia Maya es más que una anécdota de celebridades. Es un reflejo de cómo el amor y la apertura cultural pueden unir mundos distintos. El actor invita constantemente a sus seguidores a ver a México desde el corazón, dejando atrás estereotipos y apreciando su riqueza humana.
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