Ciudad de México.– Pablo Edwin Huerta Nuño, alias “El Flaquito”, uno de los últimos cabecillas del extinto Cártel de los Arellano Félix, planeó un atentado contra Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, mientras este se escondía en la Ciudad de México en 2021, según informes de inteligencia citados por medios nacionales.
La traición habría sido el detonante del quiebre de una breve alianza entre El Flaquito y Los Chapitos, lo que convirtió al operador de Baja California en objetivo prioritario para una de las facciones más violentas del Cártel de Sinaloa.
De aliado a enemigo: El pacto con Los Chapitos
Huerta Nuño fue aliado clave de Los Chapitos —hijos de El Chapo Guzmán— en su expansión por Tijuana y el corredor de Baja California, con respaldo de Néstor Isidro Pérez Salas “El Nini”. Sin embargo, la relación duró apenas unos meses. Según ZETA Tijuana, la ruptura derivó en un intento de asesinato en contra de Ovidio Guzmán, también conocido como El Ratón.
El plan: ejecutarlo frente a Parque Delta
Informes de la Secretaría de Marina y de la Secretaría de Seguridad Ciudadana indican que el 28 de octubre de 2021, cinco sicarios fueron detenidos en la alcaldía Benito Juárez mientras seguían los pasos de Ovidio Guzmán. La vigilancia reveló que planeaban emboscarlo a las afueras del centro comercial Parque Delta, donde solía frecuentar cafeterías y librerías.
Los sicarios habrían estado siguiendo a Ovidio durante más de diez días, enviando fotos e itinerarios a un hombre identificado como “El Viejito”, quien a su vez reportaba todo a El Flaquito.
Aunque no se confirmó oficialmente el motivo, una versión apunta a un “lío de faldas” entre Ovidio y El Flaquito, según la prensa bajacaliforniana.
De intento fallido al Culiacanazo 2.0
Tras el fallido intento de asesinato, Ovidio fue resguardado nuevamente en Culiacán, hasta su captura final en enero de 2023. Mientras tanto, El Flaquito —ahora enemigo declarado de los Guzmán— fue finalmente detenido en Tijuana, y enfrenta un proceso de extradición a Estados Unidos.
Este episodio expone no solo la fractura interna del Cártel de Sinaloa, sino también los alcances de la narcoviolencia en zonas urbanas como la CDMX, donde incluso los capos más buscados intentan pasar desapercibidos… sin éxito.
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