Ciudad Juárez, Chih.— El Cerro de la Biblia, ubicado en la zona suroriente de Ciudad Juárez, se ha consolidado como uno de los sitios más simbólicos de la ciudad. Lo que comenzó como una colina con un monumento religioso en su cima, hoy es punto de encuentro entre la fe y el deporte, atrayendo semanalmente a ciclistas, corredores, creyentes y familias enteras.
En la cima del cerro se encuentra una Biblia monumental pintada de blanco, que da nombre al lugar y lo convierte en un sitio de peregrinaje espiritual. Pero también es un desafío físico para quienes desean llegar a la cima caminando, corriendo o pedaleando. Ya sea por motivos religiosos o por amor al ejercicio, la subida al cerro se ha convertido en una tradición fronteriza que mezcla devoción, cultura y resistencia física.
Un espacio espiritual con vista panorámica
Durante fechas religiosas como Semana Santa, decenas de familias suben al Cerro de la Biblia como parte de un acto de fe y sacrificio simbólico. La experiencia se transforma en una expresión colectiva de gratitud y reflexión, mientras se contempla desde lo alto una vista panorámica de la ciudad, única en su tipo.
En lo más alto, no es raro encontrar mensajes escritos, cruces o placas colocadas por visitantes en memoria de familiares fallecidos o como agradecimiento por favores recibidos. Este gesto convierte al cerro no solo en un sitio de contacto con lo divino, sino también en un espacio íntimo y emocional para la comunidad.
Reto físico para ciclistas y corredores
Para los amantes del deporte, el cerro representa un desafío natural ideal para el entrenamiento al aire libre. El terreno escarpado y rocoso exige resistencia, técnica y equipo adecuado, pero ofrece también una recompensa visual y emocional incomparable.
Grupos de ciclistas de montaña, corredores y senderistas lo eligen como ruta habitual, e incluso se han organizado eventos deportivos y encuentros comunitarios que lo incluyen como parte del recorrido. La convivencia entre deportistas y creyentes suele ser respetuosa y armónica: todos comparten el esfuerzo, el camino y la paz del entorno.
“Es un lugar donde se respira esfuerzo, pero también fe. La gente viene a encontrar algo: ya sea salud, fortaleza espiritual o conexión con la ciudad”, comentó un ciclista habitual de la zona.
Parte del tejido cultural de Juárez
Más allá del monumento religioso, el Cerro de la Biblia ya forma parte del imaginario colectivo de Ciudad Juárez. Representa no solo un punto geográfico, sino una experiencia vivencial que combina tradición, resistencia, comunidad y fe. Su popularidad ha crecido en los últimos años, y hoy es reconocido como un símbolo cultural tanto para juarenses como para visitantes que buscan una actividad distinta.
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