Estados Unidos endurece sus reglas migratorias: podrían negar visas a personas con obesidad, diabetes o enfermedades crónicas
La nueva directriz impulsada por Donald Trump convierte la salud en un nuevo filtro migratorio bajo el principio de “carga pública”
Washington D.C.— El gobierno de Estados Unidos ha endurecido nuevamente sus políticas migratorias.
De acuerdo con un documento emitido por el Departamento de Estado, los funcionarios consulares podrán negar visas a solicitantes que padezcan enfermedades crónicas o discapacidades que puedan representar un costo elevado para el sistema de salud estadounidense.
Entre las condiciones que ahora serán consideradas motivo de riesgo se encuentran la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, respiratorias, neurológicas y mentales, así como cualquier padecimiento que implique atención médica prolongada o gastos permanentes.
La medida forma parte de una actualización del Manual de Asuntos Consulares, y tiene como base legal el concepto de “carga pública”, una figura histórica del sistema migratorio estadounidense que impide otorgar visas o residencia a quienes puedan depender de recursos públicos.
Un giro hacia la selección por salud
La nueva política instruye a los consulados a evaluar con mayor detalle el historial médico de cada solicitante, su edad, condición física y capacidad económica para pagar tratamientos sin recurrir a los programas de salud del gobierno estadounidense.
“La salud y la edad del solicitante, junto con su capacidad económica para costear su tratamiento, determinarán la decisión final”, indica el texto oficial.
Esto significa que personas con enfermedades comunes —como diabetes tipo 2, hipertensión o depresión— podrían ver restringido su acceso a visas de trabajo, turismo o residencia, si no logran demostrar solvencia económica o seguro médico privado.
En algunos casos, los consulados podrán solicitar certificados médicos recientes o exámenes especializados que acrediten que el solicitante no requiere tratamiento costoso o permanente.
¿A quiénes afectará más esta política?
De acuerdo con analistas en temas migratorios, la nueva medida impactará principalmente a solicitantes latinoamericanos, ya que la región enfrenta altas tasas de enfermedades metabólicas y crónicas.
En México, por ejemplo, el 70 % de los adultos tiene sobrepeso u obesidad, y cerca del 15 % vive con diabetes tipo 2, según cifras del Instituto Nacional de Salud Pública.
“Esto podría representar un filtro médico que afecte a miles de mexicanos que cada año solicitan visas de turista o trabajo temporal”, explicó el abogado migratorio Raúl Hernández.
“Bajo esta directriz, quienes padezcan enfermedades crónicas deberán comprobar que tienen recursos para atenderse sin depender del sistema estadounidense”.
La política también podría impactar a personas mayores de 60 años o jubilados que buscan residencia o reunificación familiar, ya que la edad se considerará un factor de riesgo económico.
De exámenes rutinarios a filtros de salud
Antes de esta actualización, los exámenes médicos exigidos por EE.UU. se centraban en enfermedades transmisibles como la tuberculosis o la sífilis, además de la vacunación obligatoria.
Con la nueva norma, el alcance se amplía hacia condiciones no contagiosas pero costosas, lo que marca un cambio profundo en los criterios de admisión.
El texto también instruye a los consulados a analizar el historial de hospitalizaciones, uso de medicamentos, tratamientos de largo plazo y cobertura de seguros médicos.
Si el oficial determina que el solicitante podría representar una “carga pública”, podrá negar la visa de inmediato, incluso si el resto de sus documentos están en regla.
Expertos advierten discriminación médica
Diversas organizaciones de derechos humanos y médicos especialistas han criticado la nueva directriz, considerándola una forma de discriminación médica y corporal.
“Esta política penaliza estar enfermo. Muchas personas con obesidad o diabetes llevan vidas plenas y productivas; negarles una visa es una forma de exclusión social”, señaló la doctora María Elena Cruz, especialista en salud pública y activista del colectivo Médicos Sin Fronteras Fronterizos.
Los críticos sostienen que la norma refuerza estereotipos corporales, estigmatiza enfermedades comunes y crea una nueva forma de desigualdad: la salud como privilegio migratorio.
También advierten que funcionarios consulares carecen de formación médica para evaluar condiciones de salud complejas, lo que podría derivar en decisiones arbitrarias o mal interpretadas.
Un precedente en la era Trump
Aunque el presidente Donald Trump ya había impulsado políticas migratorias restrictivas durante su primera administración, esta nueva directriz representa un retorno al enfoque de exclusión selectiva basado en factores personales como edad, ingresos y estado de salud.
En 2019, una medida similar fue impulsada pero frenada por tribunales federales. Sin embargo, la actual orden administrativa amplía los criterios sin necesidad de aprobación legislativa, lo que facilita su aplicación inmediata.
El documento entrará en vigor de forma progresiva en embajadas y consulados durante las próximas semanas, especialmente en América Latina y Asia, donde se concentra la mayor cantidad de solicitudes.
Críticas internacionales y posible impacto en México
El gobierno mexicano aún no ha emitido una postura oficial, pero expertos en política exterior advierten que esta decisión podría generar tensiones diplomáticas y aumentar la desigualdad en los procesos migratorios.
“Esta política excluye a poblaciones enteras por su condición médica, algo que contradice principios básicos de derechos humanos y de movilidad justa”, dijo el internacionalista Jorge Montaño.
Además, los consulados estadounidenses en México procesan más de 1.3 millones de visas anuales, por lo que el impacto podría sentirse de inmediato entre solicitantes con enfermedades comunes.
Qué deben saber los solicitantes de visa
Los expertos recomiendan que quienes planeen solicitar una visa:
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Presenten exámenes médicos actualizados, preferiblemente con certificaciones privadas.
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Acrediten solvencia económica o cobertura de seguros internacionales.
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Eviten omitir información médica, ya que podría considerarse fraude migratorio.
Un nuevo filtro migratorio basado en la salud
La nueva política estadounidense redefine el concepto de “inmigrante autosuficiente”.
Ahora, no solo se evalúan los ingresos, antecedentes o vínculos familiares, sino también la condición médica.
En términos prácticos, esto convierte la salud en un requisito migratorio, algo que preocupa a especialistas y defensores de derechos humanos.
“La migración no debería depender de un examen médico, sino de la capacidad de las personas para trabajar, aportar y vivir con dignidad”, sostuvo el abogado estadounidense Matthew Green, experto en políticas migratorias.

