WASHINGTON, D.C.— El expresidente Donald Trump sorprendió este miércoles al asegurar en su red social Truth Social que Coca-Cola accedió a utilizar azúcar de caña en lugar de jarabe de maíz alto en fructosa en las bebidas producidas para el mercado estadounidense, lo que calificó como una victoria en el marco de su iniciativa “Make America Healthy Again” (MAHA).
“Estuve hablando con Coca-Cola sobre usar azúcar REAL de caña en Coke en Estados Unidos y ellos aceptaron hacerlo. Quiero agradecer a los que tienen autoridad en Coca-Cola. Este será un gran movimiento, ya lo verán. Es mejor”, escribió Trump.
Aunque el magnate republicano no ofreció detalles técnicos ni fechas concretas, sus declaraciones generaron un intenso debate tanto en círculos económicos como en el sector salud.
Desde los años 80, Coca-Cola en Estados Unidos utiliza jarabe de maíz alto en fructosa, un endulzante más barato y abundante localmente. En contraste, en países como México y Reino Unido, Coca-Cola usa azúcar de caña, lo que para muchos consumidores ofrece un sabor distinto.
El movimiento impulsado por Trump y el secretario de Salud Robert F. Kennedy Jr. busca reducir el uso de ingredientes procesados y supuestamente “menos saludables”, como parte de una estrategia de salud pública.
Coca-Cola agradeció el interés de Trump, pero no confirmó oficialmente el cambio. Se limitó a anunciar que “pronto” dará más detalles sobre nuevas formulaciones.
La Corn Refiners Association, que representa a los productores de maíz, criticó duramente la propuesta, alegando que podría causar pérdidas económicas en el Medio Oeste, sin mejorar realmente la salud de los consumidores.
Expertos en nutrición señalaron que no hay diferencias significativas entre el azúcar de caña y el jarabe de maíz en cuanto a sus efectos sobre la salud: “Ambos son azúcares añadidos y deben consumirse con moderación”.
Coca-Cola no ha confirmado fechas ni qué productos cambiarían su formulación.
Se espera que haya versiones “con azúcar de caña” de algunas bebidas en EE.UU.
El debate sobre el impacto en el sabor, la salud y la economía apenas comienza.
Analistas políticos ven en esta jugada un guiño estratégico de Trump a los votantes preocupados por la salud pública y también a sectores agrícolas fuera del cinturón del maíz, en plena carrera rumbo a las elecciones presidenciales de 2026.
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