La última foto, el último día: madre recibió imagen de sus hijas antes de ser envenenadas por su propio padre
PARRAL, CHIHUAHUA.– Vestidas de azul, tranquilas y sonrientes. Así aparecían Génesis Nahomy y Yeyly Valeria en la última fotografía que su madre recibió el 16 de julio, horas antes de que sus cuerpos fueran encontrados sin vida junto al de su padre, Jesús Omar, en un paraje cercano a la Presa Parral.
La imagen, tomada dentro de un auto Versa blanco, es ahora el símbolo del horror y de una tragedia que rompió el corazón del estado de Chihuahua, al tratarse de un caso confirmado de filicidio y suicidio, según reportes de la Fiscalía de Distrito Zona Sur.
Un caso de custodia, desaparición y muerte
La madre de las niñas había ganado la custodia legal recientemente, y fue quien denunció la desaparición de las menores, luego de perder contacto con el padre, quien tenía autorización para convivencias supervisadas.
Tras activar los protocolos de búsqueda, agentes de la Agencia Estatal de Investigación localizaron el vehículo el 17 de julio. El hallazgo confirmó los peores temores: las niñas fueron envenenadas por su padre, quien después se quitó la vida con la misma sustancia, dentro del automóvil.
Velorios en silencio y exigencias de justicia
Durante el fin de semana, se llevaron a cabo los servicios funerarios de las menores, marcados por el dolor de ambas familias, quienes coincidieron en pedir justicia, atención a los casos de violencia familiar, y mayor sensibilidad en los procesos de custodia y convivencia.
“La foto que más me duele”, publicó la madre en redes sociales al compartir la imagen de sus hijas, capturada apenas unas horas antes de que la tragedia destruyera sus vidas.
Un crimen que evidencia vacíos legales y fallas del sistema
Este feminicidio infantil ha provocado la indignación de colectivos y defensores de derechos humanos, que señalan que el sistema judicial falló al permitir la convivencia con un hombre que ya había mostrado conductas agresivas y cuya estabilidad emocional era cuestionable.
Además de la conmoción social, el caso ha reabierto el debate sobre la necesidad de protocolos de protección más estrictos en casos de custodia familiar, sobre todo cuando hay antecedentes de conflicto o denuncias previas.