Washington, D.C.- Rafael Caro Quintero, uno de los narcotraficantes más influyentes en la historia de México, se declaró no culpable ante un tribunal estadounidense por los cargos de narcotráfico, crimen organizado y el asesinato del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena en 1985, delitos por los que podría enfrentar la pena de muerte.
Considerado por la Casa Blanca como uno de los jefes de cártel más peligrosos del mundo, Caro Quintero compareció ante el juez Robert Levy en la Corte Federal de Distrito en Brooklyn. Durante la lectura de cargos, la fiscal federal adjunta Saritha Komatireddy afirmó que el exlíder del Cártel de Guadalajara y sus asociados fueron “pioneros en la industria del narcotráfico en México”.
El narcotraficante, de 72 años, fue extraditado el pasado 29 de febrero junto con otros 28 criminales de alto perfil, incluyendo a Vicente Carrillo Fuentes, exlíder del Cártel de Juárez. La extradición ocurrió en medio de crecientes presiones de la administración de Donald Trump para frenar el tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos.
Un juicio que podría marcar un precedente
Según el Departamento de Justicia de EE.UU., Caro Quintero y otros cuatro de los extraditados podrían enfrentar la pena de muerte, a pesar de que el acuerdo binacional de extradición con México prohíbe esta sentencia.
Caro Quintero fue el fundador del Cártel de Guadalajara, una de las organizaciones criminales más poderosas de América Latina, que posteriormente evolucionó en lo que hoy se conoce como el Cártel de Sinaloa.
El caso ha generado gran expectación, ya que el exlíder criminal ha sido un símbolo del narcotráfico en México durante décadas. Ahora, su futuro depende del proceso judicial en Estados Unidos, donde las autoridades buscan llevarlo ante la justicia por crímenes que marcaron un antes y un después en la lucha contra el narcotráfico.