Ciudad Juárez.– A mediados de 2006 apareció en los cerros de la ciudad una peculiar pinta monumental en honor a Benito Juárez. El trazo, visible de día en color blanco y por la noche iluminado con series de focos, pretendía ser un homenaje al Benemérito… pero terminó convertida en anécdota local: muchos juarenses decían que se parecía más a Homero Simpson que al expresidente.
Un homenaje ambicioso… que duró poco
La figura se colocó muy cerca del punto donde desde décadas se lee la leyenda “La Biblia es la verdad. Léela”. A diferencia de ese mensaje, el “rostro” de Benito incorporó iluminación nocturna, lo que le daba alcance visual hasta El Paso, Texas.
Con el paso de las semanas, las luces comenzaron a fallar y la obra quedó sin mantenimiento. Poco a poco, el trazo se desdibujó hasta desaparecer.
¿Quién la hizo?
No hay registro claro de los autores ni del plan de conservación. Lo cierto es que el proyecto, que buscaba rescatar identidad y memoria histórica, terminó como una curiosidad urbana que hoy solo algunos recuerdan… y casi siempre con la broma de que “se parecía a Homero”.

