Psicóloga de Centros de Integración Juvenil advierte que no existe consumo seguro y detalla factores de riesgo
CIUDAD DE MÉXICO — El consumo de alcohol, aun cuando no derive en una borrachera evidente, puede convertirse en un hábito problemático y pasar inadvertido. Así lo señaló la psicóloga Rosario Cortes Téllez, integrante de Centros de Integración Juvenil, quien subrayó que no existe una cantidad segura de alcohol, ya que se trata de una droga capaz de modificar el funcionamiento del cerebro.
La especialista explicó que el alcohol activa el sistema de recompensa, llevando a algunas personas a pasar de la experimentación al abuso y luego a la dependencia sin darse cuenta. El riesgo se incrementa por factores como la cantidad, la frecuencia y la rapidez con la que se bebe, además de antecedentes familiares, inicio temprano en el consumo y problemas de salud mental.
Parámetros de consumo de riesgo
De acuerdo con los estándares oficiales, el consumo excesivo se define como:
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Hombres: cinco o más bebidas al día o 15 a la semana.
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Mujeres: cuatro o más bebidas al día o 8 a la semana.
En México, el 55% de la población consume alcohol, con un patrón frecuente de bebidas intensivas los fines de semana, que puede comenzar el jueves y prolongarse hasta el domingo. Según la experta, las lagunas mentales después de una fiesta son una señal clara de alarma.
Impacto en la salud física y mental
El consumo constante o excesivo daña órganos como el hígado, riñones, páncreas y corazón, debilita el sistema inmunológico y aumenta el riesgo de diabetes, cáncer, atrofia muscular y daño neuronal. Además, puede estar relacionado con depresión y ansiedad, ya que muchas personas usan el alcohol como una vía para sobrellevar emociones difíciles, aunque el alivio sea temporal.
Cuándo pedir ayuda
La psicóloga Cortes Téllez recomienda acudir a un especialista en salud mental para evaluar la situación y evitar que un consumo “funcional” evolucione a dependencia. Centros de Integración Juvenil ofrece un test de autodiagnóstico en línea para detectar problemas con sustancias.
Estudios indican que una persona puede tardar hasta 10 años en buscar tratamiento para el alcoholismo, tiempo en el que los daños a la salud, la familia y la economía se acumulan. Los tratamientos pueden incluir medicación, terapia conductual y grupos de apoyo, siempre bajo supervisión profesional.