“El Papa Francisco enfrenta episodios de insuficiencia respiratoria aguda, pero permanece lúcido y en tratamiento en el hospital Gemelli.”
Roma, Italia.- El Papa Francisco ha sufrido este lunes dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda durante su décimo octavo día ingresado en el hospital Gemelli de Roma, informó la Santa Sede. Según el comunicado oficial del Vaticano, estos episodios fueron causados por una importante acumulación de mucosidad endobronquial, lo que provocó una crisis de broncoespasmo.
Para tratar la situación, los médicos le realizaron dos broncoscopias y le aspiraron las abundantes secreciones. Debido a la gravedad de los episodios, el Papa tuvo que retomar la ventilación mecánica no invasiva por la tarde. No obstante, el pontífice ha permanecido siempre lúcido, orientado y colaborador, según el informe oficial.
El Papa Francisco, de 88 años, se encuentra hospitalizado desde el 14 de febrero por una bronquitis con infección polimicrobiana, a la que se sumó una neumonía bilateral. La situación sigue siendo delicada, y el pronóstico médico continúa siendo reservado, es decir, que no se puede determinar con certeza la evolución de su estado clínico.
A pesar de las complicaciones de salud, el Papa ha continuado realizando algunas de sus actividades desde el hospital. El pasado 26 de febrero, envió un mensaje a la asamblea en el que lamentó la creciente ineficacia de las organizaciones internacionales para abordar las amenazas globales y criticó las actitudes miopes que priorizan intereses particulares y nacionales.
Además, el Papa ha reiterado su llamado a la paz en Ucrania, manteniendo la tradicional neutralidad diplomática del Vaticano. A pesar de su prolongada hospitalización, que hasta el momento ha superado las 17 noches, Francisco sigue defendiendo su decisión de recuperarse de forma privada y fuera de la vista del público.
El Vaticano no ha publicado imágenes ni videos del Papa desde su ingreso al hospital, lo que ha generado especulación y preocupación entre algunos de sus seguidores. Esta ausencia se ha convertido en la más prolongada de sus 12 años de papado, aunque sigue estando lejos del récord de hospitalizaciones del Papa Juan Pablo II.
