Estados Unidos.-El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado su intención de firmar una orden ejecutiva para renombrar el Golfo de México como “Golfo de América”.
Esta propuesta ha generado diversas reacciones y plantea interrogantes sobre su viabilidad y las implicaciones diplomáticas con los países que comparten este cuerpo de agua.
Este lunes, luego de ser investido como presidente de los Estados Unidos, Donald Trump encabezó su discurso inaugural, en el que señaló que firmará una serie de órdenes ejecutivas; algunas para revertir las políticas de su antecesor, Joe Biden, y otras relacionadas con las nuevas ideas que ha planteado, como el cambio de nombre del Golfo de México.
“Estados Unidos va a reconquistar el lugar que le corresponde como la nación más respetada del planeta. En poco tiempo vamos a cambiar el nombre del Golfo de México a Golfo de América y vamos a devolverle el nombre de nuestro gran presidente McKinley al monte McKinley”, dijo.
El Golfo de México es una cuenca oceánica que limita con las costas de México, Estados Unidos y Cuba, y su nombre actual tiene una larga tradición histórica y reconocimiento internacional. Para que un cambio de nombre sea reconocido a nivel global, sería necesario el consenso de las naciones involucradas y la aprobación de organismos internacionales como la Organización Hidrográfica Internacional (OHI) y el Grupo de Expertos de las Naciones Unidas en Nombres Geográficos (UNGEGN).
En respuesta a esta propuesta, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, sugirió irónicamente renombrar a Estados Unidos como “América Mexicana”, destacando la importancia de respetar los nombres geográficos establecidos y reconocidos internacionalmente.
Es importante señalar que, aunque una orden ejecutiva podría cambiar el uso del nombre dentro de las comunicaciones y documentos oficiales de Estados Unidos, este cambio no tendría obligatoriedad fuera del país sin la cooperación y acuerdo de las otras naciones ribereñas y las entidades internacionales pertinentes.