Los distintos niveles de sequía que azotan a México generan preocupaciones sobre la capacidad del país para cumplir con sus compromisos establecidos en el Tratado de Aguas de 1944 con Estados Unidos.
De acuerdo con dicho acuerdo, México debe entregar anualmente 432 millones de metros cúbicos de agua del Río Bravo a través de las presas La Amistad en Coahuila y Falcón en Tamaulipas.
A cambio, Estados Unidos debe proporcionar a México mil 850 millones de metros cúbicos de agua anualmente del río Colorado, de la Presa Imperial en California.
Esta disposición refleja un desequilibrio en la asignación de recursos hídricos entre los dos países, con México recibiendo significativamente más agua de la que entrega, y por ello se concibió el tratado para regular el uso y distribución equitativa de los recursos hídricos transfronterizos.
El Tratado de Aguas de 1944, entre México y Estados Unidos, fue suscrito el 3 de febrero de ese año para regular el aprovechamiento de las aguas de los ríos Colorado, Bravo y Tijuana.
El de 1944 deriva del Tratado de Guadalupe-Hidalgo, un acuerdo de paz firmado en 1848 que puso fin a la guerra entre México y los Estados Unidos de la que resultó la cesión de territorio mexicano a los Estados Unidos, incluyendo California, Texas y partes de Arizona, Nuevo México, Colorado, Nevada y Utah.
Pero las condiciones climáticas extremas que persisten en diversas regiones mexicanas, que según el Monitoreo de Sequía en México de la CONAGUA, revelan que hasta el 31 de marzo de 2024 es del 57.50%, con niveles que van desde moderados hasta excepcionales (D1 a D4) en todo el país.
Aunque, particularmente, en estados como Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, encargados de cumplir con las cuotas de agua estipuladas en el Tratado, enfrentan condiciones especialmente difíciles, con niveles de sequía que alcanzan hasta el 26.03% del territorio nacional.
La capacidad de estos estados para cumplir con sus compromisos de entrega de agua a Estados Unidos se ve amenazada por la persistente sequía, lo que podría tener consecuencias graves en sectores clave como la agricultura, la industria y el abastecimiento de agua potable a las comunidades locales.
Según los datos del monitoreo, el organismo de cuenta del Río Bravo, el 81% del área presenta afectaciones de sequía (desde Anormalmente Seco D0 a Sequía Exepcional D4).
Chihuahua, por ejemplo, el 100% de su territorio presenta sequía, el 40.5% de su territorio en sequía extrema y 29.9% en sequía excepcional. Coahuila mantiene afectaciones en el 66.4% de su territorio; Nuevo León en el 50.3%; y Tamaulipas en 80.8%.
Estos niveles de sequía no solo afectan a la disponibilidad de agua para uso humano y agrícola, también tiene graves repercusiones socioeconómicas y ambientales.
Esta problemática lleva a seguir el monitoreo del estado actual de los niveles de llenado de las presas del río Bravo, que es un indicador crítico de la situación hídrica en la región.
Datos de la Comisión Internacional de Límites de Aguas (CILA), con corte al 17 de abril de 2024, muestran una variabilidad significativa en los niveles de almacenamiento, por ejemplo, la presa Elephant Butte está aproximadamente al 51% de su capacidad de conservación de 2 mil 496 millones de metros cúbicos, y experimentó una extracción neta de 1 millón de metros cúbicos en las últimas 24 horas.
La presa Caballo está alrededor del 70% de su capacidad de conservación de 280 Mm³, sin cambios significativos en la extracción durante el mismo período. La presa La Amistad, está al 65% de su capacidad de conservación de 4 mil 40 Mm³, con una extracción neta de 834 millones de metros cúbicos en las últimas 24 horas.
Mientras tanto, la presa Falcón, mantiene un nivel de llenado del 84% de 3 mil 265 Mm³ de conservación, experimentó una extracción neta de 691 millones de metros cúbicos en el mismo período.
Aristegui Noticias