A poco más de tres meses de su inicio, 2024 ya contó con un fenómeno astronómico único, tras presenciarse en parte de México un eclipse solar total que no se repetirá hasta el año 2052.
Sin embargo, el momento más espectacular del año ocurrido en el espacio y visible desde la Tierra aún no sucede, luego de que la NASA avisara que este año se podrá presenciar una explosión cósmica de nova, o explosión de una estrella.
Según el comunicado de la agencia espacial estadounidense, se prevé que un sistema estelar situado a tres mil años luz de la Tierra sea visible a simple vista, en lo que podría tratarse de una oportunidad única en la vida, ya que el estallido de una nova se cree es un fenómeno que sólo se produce cada 80 años aproximadamente, siendo la última ocasión registrada en 1946.
T Coronae Borialis, o T CrB, el sistema en cuestión, se espera repita este fenómeno entre los meses de febrero y septiembre de 2024. Aunque no se tiene aún la fecha exacta del fenómeno, las estimaciones de NASA lo sitúan a más tardar en el noveno mes del año y aseguran seguirán informando del fenómeno mientras más se acerque la fecha en que suceda.
Según explica NASA, el sistema estelar, normalmente de magnitud +10, demasiado tenue para verlo a simple vista, saltará a magnitud +2 durante el evento, por lo que sin necesidad de equipo especializado podrá verse con un brillo similar al de una Estrella Polar.
Una vez que alcance su brillo máximo, será visible en todo el mundo durante varios días, antes de volver a oscurecerse, posiblemente durante otros 80 años.
Esta nova recurrente es sólo una de las cinco que hay en nuestra galaxia. Esto es debido a que T CrB es un sistema binario con una enana blanca y una gigante roja, traduciéndose en que las estrellas están lo suficientemente cerca como para que, a medida que la gigante roja se vuelve inestable por el aumento de su temperatura y presión y comienza a expulsar sus capas exteriores, la enana blanca acumule esa materia en su superficie.
La atmósfera poco densa de la enana blanca acaba calentándose lo suficiente como para provocar una reacción termonuclear galopante, que produce la nova que vemos desde la Tierra.
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